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Un empresario tenaz, precursor y venerable

Arratsalde on denori, buenas tardes a todos.

Dice Jorge Luis Borges, argentino, y uno de los eruditos más grandes del Siglo XX, que “somos lo que queda en nuestra memoria”. Siguiendo esta pauta me ha parecido que en estos días de recuerdos, entre nostálgicos y emocionados, debía, en la misión que me habéis encomendado, dar un perfil de Dn. José María (como le seguiré llamando) que recoja tres actitudes de su vida: la de su tenacidad clarividente, su fecunda capacidad para adelantarse a los acontecimientos y su venerable vida humana enaltecida por su condición de sacerdote que ponía en práctica los mensajes de Jesús de Nazaret a partir de su aforismo central: “lo que se piensa y no se convierte en palabra de nada sirve, ni tampoco lo que se dice y no se pone en práctica”.

1.  SU TENACIDAD

Sólo habían pasado tres o cuatro años después de haber creado la primera empresa, que luego sería cooperativa, cuando pensó que los centros de trabajo, que se creaban aceleradamente, algún día tendrían problemas de financiación. Dn. José María había tenido una propensión clara a formarse en materias económico-sociales. Se daba cuenta que los sacerdotes debían abordar la “cuestión social” propugnada por las encíclicas papales conociendo mínimamente unas reglas básicas que les permitieran ejercer un apostolado integrado en la vida en común.

En el Seminario tuvo como profesor a Dn. Juan Thalamás irunés que había bebido en las fuentes de Emmanuel Mounier. Luego hizo un curso de Sociología en la Universidad Pontificia de Comillas que dirigió Joaquín Aspiazu, Jesuita y, más tarde, organizó, durante varios años y durante el verano, la Escuela Sacerdotal en el Seminario de Vitoria a la que atrajo a economistas relevantes de la época como Higinio Paris Eguilaz y Emilio Figueroa. Aquí dotó a un grupo de sacerdotes de aquellas enseñanzas que les habrían de ser necesarias en su vida apostólica en las que el discernimiento se debería realizar en base a un conocimiento mínimo de los mecanismos que actúan y requieren de soluciones equilibradas en el reparto de los bienes materiales.


Dn. José María por su parte pensaba, ya con anticipación, que la “Experiencia Cooperativa” que había comenzado en 1955 a poner su primer cimiento llegaría el momento en que las dos fuentes de ingresos para robustecer el capital: las aportaciones iniciales de los socios y los excedentes (beneficios en la expresión generalizada) no serían suficientes. Y aunque era y sigue siendo cada vez más cierto este presentimiento, sólo él fue capaz de verlo así en aquél   momento de iniciativas esperanzadas.

Ya en 1956, en el mes de setiembre, habíamos establecido una licencia de fabricación en Wissen/Sieg en Alemania, para fabricar semiconductores de selenio y en octubre de 1957 logramos firmar la licencia en Milán con la firma Fargas, perteneciente a la Edison, s.p.a. para fabricar cocinas de butano como hito inaugural de nuestra incursión en la “línea blanca”. A partir de este primer producto se desencadenó la fabricación de frigoríficos, lavadoras, lavavajillas y calentadores de agua. Abordábamos simultáneamente la creación de otras cooperativas: ARRASATE, con “Olma” y “Gräbener”, COPRECI con “Contigea” y “Egelhof”, EDERLAN con “S.I.M.I.” (Sociedad Italo Suizera de Metal Inietati), y SORALUCE con “Asquith”, en Inglaterra, etc..

Este ritmo exigía meditar en los cambios de ciclo que se producen en la economía. El decenio de los ’60 en su despliegue y su progresivo avance hallaba la cobertura financiera en unos excedentes desorbitados. Pero había que tener en cuenta que se produciría un cambio de ciclo. Y Dn. José María ya el 15 de junio de 1957 celebró, en su despacho de la Escuela Profesional, y teniendo como único asistente a su Hispano Olivetti, un acta que dice entre otras cosas: “Leídos los estatutos de un proyecto de Cooperativa de Crédito denominada ULGOR” …. Quedan aprobados por los asistentes {para que} en la mayor brevedad posible soliciten del Excmo. Ministerio de Trabajo su aprobación e inscripción”. Y continúa nombrando a la Junta Rectora, que lo hace por unanimidad, mezclando fundadores de Ulgor con otras personas que tenían, aún menos que nosotros, noticias de cuanto se esperaba de ese desconocido instrumento cooperativo de financiación.

Entre esta fecha y el año 1959, su espíritu indomable y clarividente trata de llevarnos a sus refractarios cooperativistas a su terreno, a sus vaticinios, a su magisterio y a su visión adelantada de los acontecimientos que presumía. Ya, con fecha 1 de enero de 1959 redacta unos nuevos Estatutos Sociales de la CAJA DE PREVISIÓN LABORAL.

Su visión le hace prever que en esa entidad debe dar cobertura “el desarrollo del crédito para iniciativas laborales, tanto individuales como colectivas”. Aquí ya vislumbra lo que hoy es LAGUN-ARO pues un mes antes una Orden Ministerial excluyó a los cooperativistas como trabajadores por cuenta propia del Régimen General de la Seguridad Social, lo que nos obligaría a instituir nuestro propio sistema.

Dn. José María lucha en dos frentes. Por un lado sus colaboradores no le entendemos. Es decir, no dominamos las características que definen una entidad financiera. No sabemos cómo se instituye y no somos capaces de mudar nuestros conocimientos técnicos absorbidos por el esfuerzo aún incipiente de nuestra puesta en marcha de tres o cuatro cooperativas, para dedicar tiempo a algo ignoto, inaprehensible y vaporoso para nosotros. Por otra parte los órganos oficiales desde el Jefe Nacional de Cooperativas Industriales se oponen a determinadas variantes que Dn. José María quiere incorporar. Le aconseja el Sr. Riaza: “todo lo del crédito lo miran con lupa … concretamente por lo que se refiere a las diversas clases de socios y a las finalidades del crédito y previsión social yo veo bastantes dificultades …”. Le aconseja finalmente que se acoja al contenido del modelo de Estatutos de la Caja Rural Nacional.

Sigue entonces Dn. José María redactando nuevos Estatutos. El 15 de marzo, dos meses y medio más tarde, en su despacho y teniendo de nuevo como único interlocutor su torpe Hispano Olivetti, celebra una Junta General en la que “convienen entre sí (las personas que a él le han venido a la mente) la constitución de una Cooperativa de Crédito bajo la denominación de CAJA LABORAL POPULAR”. Hace que firmen tres cooperativistas y cree concluido, por agotamiento, su calvario.

Pero tampoco son éstos los definitivos, ni se han terminado sus arduos senderos en los que hallar comprensión. Después de ulteriores reformas, es el 20 de marzo de 1959 cuando surgen los definitivos Estatutos Sociales que remite a la Delegación Nacional de Sindicatos, cuyo titular Juan Manuel Milla acusa su recepción el 31 de ese mismo mes de marzo.

En Madrid le ponen pegas administrativas. No ven bien que una cooperativa de crédito sirva a la vez para financiar Cooperativas de Consumo (en el caso de la Caja Laboral la de San José por él creada en 1956) e industriales que son el mejor exponente de las cooperativas fundadoras de CAJA LABORAL.

Para acelerar la aprobación, una vez que el expediente ha llegado a Madrid, se desplaza a un cursillo en el que conocerá a José Luis Del Arco, Jefe de la Asesoría Jurídica de las Cooperativas. Acudirá para desanudar las reticencias de la Administración Pública. Es cuando comienza a asombrar a José Luis Del Arco.

Pero para Dn. José María los plazos se alargan y el 9 de mayo de 1959, dos meses más tarde, ruega al Delegado Provincial que inste a Madrid para que antes de fin de ese mes lleguen aprobados los Estatutos de CAJA LABORAL.

Le preocupa ver que nos hallamos sin ninguna cobertura de régimen de seguridad social. Pero él ve, en la capitalización de las cuotas que han de pagar mensualmente los socios, una fuente de ingresos de primera magnitud y una forma de que el ahorro facilite la financiación de las cooperativas industriales, agrarias y de consumo que en su mente ya vislumbra que deberá emprender. Le dice así al Delegado Provincial con cierta anticipación “El próximo mes de junio, 300 socios de ULGOR, ARRASATE Y FUNCOR deberán comenzar a cotizar”. Su optimismo es exagerado. En el mismo día 9 de mayo el Delegado Provincial le comunica que “la Sociedad que se pretende constituir no puede operar con los socios y las Cooperativas de distintas ramas” y le ruega que subsane los “reparos indicados”.

Pero Del Arco ha conocido a Dn. José María. Enterado de la situación se hace cargo directamente del expediente de CAJA LABORAL de forma personal y el 5 de junio le comunican extraoficialmente que los Estatutos ya han sido aprobados.

Efectivamente el 16 de julio de 1959 (recuérdese que el primer ensayo de redacción y tramitación se había hecho dos años antes) se inscribe CAJA LABORAL POPULAR en el Registro de Cooperativas y en la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito. Esta diligencia se completa con la aparición en el Boletín Oficial del Estado del 28 de julio. Dn. José María había logrado aquello a lo que él aspiraba. Lo había hecho todo él sólo. En su despacho de la Escuela Profesional. No había aún convencido a sus más cercanos colaboradores. No porque no le escuchábamos, sino porque simplemente no entendíamos de qué nos hablaba.

Sus presentimientos, cargados de bondadosa inteligencia, unidos a su tenacidad fundían los más recalcitrantes corazones que se rendían a sus prometedores auspicios.

Él había estudiado el caso de la empresa eibarresa ALFA nacida a mediados de la década de los veinte,  y para conocer de primera mano sus vicisitudes, sobre todo financieras, mantuvo una entrevista con su Director General, a la sazón, Vicente Olabe, en torno a 1957.

ALFA conoció la Guerra Civil y sus fundadores de tendencia socialista se exiliaron de Eibar tras el ímpetu avasallador del ejército de la dictadura. En realidad ALFA Cooperativa Sociedad Anónima tenía la peculiaridad de que todos eran socios y todos tenían el mismo número de acciones, por lo que la igualdad del capital igualaba en derechos sociales a todos sus trabajadores. La ruptura cruenta de aquella guerra fraticida, dejó exhauta la empresa en su capacidad productiva y en sus fuentes económicas. La adquirió un banco que conservó determinados derechos de los socios. Dn. José María mantuvo una copiosa relación epistolar con el líder fundador de ALFA Toribio Etxebarria que le enviaba cartas y sus escritos colmados de observaciones. Vivía en Méjico y la experiencia de ALFA reforzó en Dn. José María la idea de crear una entidad financiera afín al cooperativismo.

No pudo esperar a que nos convenciéramos sus más conspicuos colaboradores. Ya en 1959 había escrito unos cuatro modelos de Estatutos y debió pensar “si espero que estos jóvenes que creen en mí asuman esta inevitable necesidad de incorporar el ahorro popular al desarrollo del empleo comunitario, llegaremos tarde a la cita”. Cuando ya en marzo de 1959 escribió los últimos Estatutos nos los puso a la firma y más de treinta socios de ULGOR, ARRASATE, FUNCOR Y SAN JOSÉ (de Consumo) los firmamos con la única certeza de que quien nos lo proponía era un hombre sabio y venerable.

De este modo nació CAJA LABORAL POPULAR. El 24 de setiembre se celebró la Junta General constituyente. Y el 1 de octubre nació el Servicio de Provisión Social como la Función Social  que en 1967 daría paso a LAGUN-ARO, entidad independiente, como cooperativa de 2º grado.

Bajo los auspicios de la Función Técnica nació la División Empresarial. Y, finalmente, a partir de 1991 se creó LKS con más liberalidad y sin ceñirse al impulso del desarrollo cooperativo. Al separarse de CAJA LABORAL POPULAR dejo a ésta con su Función Financiera que es el único sector que ahora aborda.


Daría para otras reflexiones dedicándole más tiempo para conocer en plenitud los beneficios que Caja Laboral proporcionó a la “Experiencia Cooperativa”. Pero se puede afirmar que en los decenios de los ’70 y ’80 si Caja Laboral Popular no hubiese existido el Cooperativismo de Mondragón hubiese desaparecido. La crisis del precio del petróleo hubiese esterilizado nuestra capacidad de autofinanciarnos.


2.  PRECURSOR SIN LÍMITES 

“La formación es un instrumento que tiene valor y que no se amortiza” decía. Apenas creada la Escuela Profesional en 1943, ya en 1947 propició, porque lo precisaba con cierta urgencia, que 11 jóvenes que habían cursado Maestría Industrial debían dar un paso más: deberían alcanzar los conocimientos teórico prácticos de Peritaje Industrial. Si había que desarrollar un proyecto de cierto calado socio-empresarial los hombres que lo lideraran habrían de mantener una base técnica acorde con la magnitud del empeño que debía ser ambicioso.

Simultáneamente en 1951 aumentó los espacios que habían de dar cabida a la Escuela Profesional y la trasladó a un inmueble de 4 plantas en terrenos de Zaldispe. Allí crea la Escuela y allí, tras las jornadas de trabajo diarias, 11 alumnos cursan los estudios de peritaje para los que incorpora profesores de titulación superior en mecánica, electricidad y química.

Este equipo de 11 estudiantes concluye sus cursos en Zaragoza hacia 1952 y el acceso se reitera sucesivamente con otras cohortes de estudiantes de peritaje que se autoseleccionan bajo su vigilante y subliminal actuación sobre los jóvenes a los que consideraba más aptos.

Pronto, hacia 1960, cree que la Escuela Profesional en su segunda sede no va a ser adecuada ni en dimensión, ni en recursos para dar cabida a lo que él percibe que será el futuro. Así emprende, hacia 1960, una acción ininterrumpida para propiciar el consenso de las fuerzas en vigor: los Ayuntamientos y los párrocos le reciben unos con más entusiasmo y otros con menos o con ninguno. Descarga Dn. José María sus ambiciosos proyectos de crear la Nueva Escuela Profesional. Entretanto las cooperativas que han puesto en marcha casi 2.000 empleos y obtienen al año unos 100 millones de pesetas de beneficios permiten a Dn. José María pensar que no deberá mendigar en adelante al resto de empresas de la zona, que proclaman sin el menor recato que “ellos no están en la idea de financiar unos centros nuevos de enseñanza de tan innecesaria envergadura”. No se podía esperar un cambio de actitud y los cooperativistas, actuando a través de Caja Laboral, inician las obras en junio de 1963 en terrenos de Iturripe con una parcela que allá por 1945, Dn. José María había adquirido, e incluso realizado una gran maqueta en la que situaba, ya entonces, la NUEVA ESCUELA que él deseaba. Al final, y para llevar a cabo su plan, fue necesario ampliar la citada parcela y ésta se extendió a 40.000 m2. 

Pero no era fácil hallar en Mondragón los 1.200 estudiantes que se necesitan para saturar las aulas que se van a crear. Por eso en el proyecto se incluye un Colegio Menor –recordando al pródigo Pedro Viteri en cuyo edificio para enseñanza se ubicó la Escuela Profesional en 1943- y este edificio como Colegio Menor albergará, en aquellos primeros años, hasta 500 alumnos que vienen de otros pueblos. Lo financia Caja Laboral en su totalidad. La Nueva Escuela Profesional se inaugura el 13 de setiembre de 1966 en presencia del Ministro de Educación que promete –es a lo que aspiraba Dn. José María- que le concederá capacidad para otorgar títulos de Ingeniería Técnica lo que se produce el 20 de junio de 1968,. Habían pasado 21 años desde que envió a Zaragoza los que luego serían fundadores de las cooperativas.

Pero sin mediar espacios de tiempo, ya en 1962 aproximadamente,  Dn. José María había pensado en la Mancomunidad Escolar de la Universidad de Oñate “MEDUO”. Atisba que deben darse pasos en esa dirección. Redacta unos Estatutos que dicen en el preámbulo “La Encíclica PACEM IN TERRIS de su Santidad Juan XXIII constituye una circunstancia y una gracia a la que podemos hacer honor los hombres de buena voluntad … para la preparación óptima para nuestras fuerzas de refresco y relevo hacia una perspectiva prometedora de un nuevo orden social, justo y humano”. Y luego en sus contenidos amplios, juiciosos y cargados de ensoñaciones dice: “No queremos limitar una institución de esta naturaleza a ningún módulo y correr el riesgo de encerrarlo en horizontes superables en otros momentos de nuestro desarrollo, confinando los términos territoriales en los que en estos momentos nace. Estos precedents son los que nos han inducido a adaptar la denominación de Mancomunidad Escolar de la Universidad de Oñate” porque, añade: “La Universidad de Oñate es historia y espíritu y no propiamente piedra y tierra•. … “Nosotros queremos vivir fieles a su espíritu y trasmitirlo como llama a los que nos siguen”. En aquellos momentos la Escuela Profesional, que desde 1965 comenzó a llamarse ESCUELA POLITÉCNICA comenzaría a extenderse.

No tuvo éxito su propuesta. Querían que se llamara Mancomunidad del Valle de Léniz y que restringiera sus aspiraciones sin duda incomprendidas. Pero anuncia: “La Politécnica salida de nuestras entrañas subsiste con el apoyo de todos. Y ahora prepara las bases de autopromoción y autoreedición de un complejo de instituciones”.

Firme en sus certeros vaticinios hacia 1960 se acercan a Dn. José María quienes llevan las riendas educativas de Oñate. Son, el alcalde Reyes Corcóstegui y otros dos o tres miembros cercanos al ámbito educativo. En una primera aproximación Dn. José María ya otorgaba de forma manifiesta que las disciplinas tecnológicas deberían impartirse en Mondragón, las de Administración de Empresa en Oñate y las químicas y textiles en Bergara.

Lo decía en voz alta. Quizás no lo escribió nunca, pero quienes estábamos más cerca se lo oímos decir varias veces. Por consiguiente ante esta misión venida desde Oñati no dudó en aceptar de buen grado la idea. Más aún, en aquella época, por 1960, el Convento de los Agustinos Lateranenses venían construyendo un nuevo Centro de Noviciado cuyo futuro, incierto por la sensible disminución de vocaciones, no inspiraba un uso congruente y proporcionado a su coste. De ahí que se aventurase la hipótesis, ya en esa primera reunión, de que el Ayuntamiento alquilara el edificio,. Entonces nació ETEO que el año 2010 ha celebrado su 50 aniversario ya con el nombre de ENPRESAGINTZA.

Pero el acontecimiento más lejano territorialmente de Mondragón se produjo hacia 1962. Dn. José María es llamado por el entonces Subdirector de la CAF, Dn. José Gastesi. Me pide que le lleve en mi Seat 600, y así le acompaño. Necesitaban conocer las vicisitudes técnicas que transcurrieron en la fase inicial de nuestra Escuela Politécnica. Merece copiar el modelo. En el viaje, saliendo de los estrechos valles del Alto Deba y Aramaio, entramos en los más abiertos del Goierri, más luminosos y acogedores. Dn. José María sumido en su recatado silencio pronto me revela algo que enlaza con su demorado proyecto de la Mancomunidad Escolar de la Universidad de Oñati. Y dice casi textualmente: “Creo que Gipuzkoa es un gran parque cubierto por una tupida floresta llena de pinares de diversas especies, de robles, encinas y castaños, y otros árboles autóctonos. En sus valles por donde circulan los ríos se arraciman poblaciones de 5.000 a 15.000 habitantes eminentemente trabajadoras. ¿Por qué no nos animamos a crear una red de centros educativos como los que venimos desarrollando en el Alto Deba? ¿No es más económico y práctico que se desplacen los profesores de un centro a otro ya que son menos que los alumnos, que son más, y hace más costosa su educación?”

La propuesta/reflexión queda en el aire. A mí se me hace difícil digerir, comprendiéndole, esta sugerente propuesta. Cuando llegamos al despacho del Sr. Gastesi nos inquiere sobre la superficie de suelo que hemos tenido que adquirir, quienes nos han hecho los proyectos y cómo hemos financiado hace 50 años tan ingente obra. La cooperativa Ampo todavía no había fundido la primera colada de acero inoxidable y la promoción descansa en la Asociación Centro Cultural del Coyerri {sic} con directivos muy voluntariosos y decididos. Encuentran en Dn. José María una especie de consejero aúlico. Para ese día habían tratado sobre la idea con José María Aristrain, primero chatarrero y luego eminente siderúrgico con plantas en Olaberria (Goierri) y en Madrid. Se le expone el proyecto, confía en los promotores y en Dn. José María y decide financiar con un millón de pesetas los 40.000 m2 que equivalen a los que tenía la Escuela Politécnica de Mondragón. Al parecer exige presidir la Asociación pero deja en manos del notario Ruiz Cámara que le subrogue en sus obligaciones.

Ese mimo día de nuestro viaje, ya por la tarde, se celebró un acto en el Cine Usurbe de Beasain. Se trata de movilizar la conciencia ciudadana para que la idea sustentada por los promotores se extienda y cale entre los 40.000 habitantes de la Comarca, entre los empresarios -CAF, Fundiciones Echevarría, Forjas y Fundiciones ….. etc, etc.- . En este acto interviene Dn. José María –tendría entonces unos 46 años y en síntesis recuerdo que nos dijo: “Gipuzkoa, Bizkaia y Araba cuando finalizaba el Siglo XIX eran las provincias más pobres de España. El estudio, la formación, el trabajo y la responsabilidad han hecho posible que en 70 años más ocupemos ahora los primeros puestos del escalafón ordenado por la renta disponible. El objetivo de esa Asociación es hacer sostenible esa situación de hegemonía en las generaciones venideras”. El verbo no era enfático pero extremadamente convincente.

En 1976, el año que Dn. José María falleció, se creó lo que sería la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, hoy HUHEZI, en Eskoriatza y este mismo año 2011/2012 se pondrá en marcha el Centro de Grado en Comunicación Audiovisual en Aretxabaleta. Del mismo modo se creó en el Campus del Bidasoa en Irún una extensión de Enpresagintza, de Oñati, que incluye el Centro de Investigación de la Gestión- abreviadamente MIK. Y este mismo año se ha creado en San Sebastián la Facultad de Ciencias Gastronómicas –Basque
Culinary Center- que aspira a tener una resonancia mundial por sus méritos culinarios y su propia originalidad y que depende orgánicamente de Mondragón Unibertsitatea.

Visto el éxito obtenido por estos núcleos formativos orientados hacia la empresa, el modelo se amplía en los años presentes. El Grupo de Elevación, de la mano de Orona, S.Coop., ha diseñado su futuro, planificándolo y haciendo una maqueta que muestra inequívocamente su vocación interiorizada siguiendo las teorías “arizmendianas”. El proyecto se llama IDeO y se implantará, sobre todo, en Hernani. Se perfila como “un nuevo espacio de innovación especializado en la movilidad urbana”.

Con estos ocho centros que se extienden desde el Alto Deba al Sur, hasta el límite norte de Gipuzkoa. Se habrán colmado así las previsiones de Dn, José María latentes en su mente ungida por la mano de Dios que le hacían ver donde los demás no veíamos.

Antes de morir presumió que los bienes acumulados por las aportaciones de las cooperativas, por sus socios individuales, por las diferentes Administraciones Públicas, por otras donaciones personales o procedentes de instituciones, y hasta una manda de una herencia que llegó en 2007, debían ser estructurados bajo un modelo apropiado que garantizase su permanencia, su desarrollo y su buen uso. Antes de morir dejó escrito un documento con sus ideas. Y sus sucesores, para administrar ese extenso patrimonio, lo convirtieron en la Fundación Gizabidea en el año 1982. Incluye, sobre todo, la Escuela Politécnica Superior, la Cooperativa Arizmendi que suma 8 centros o ikastolas, agrupando sus bienes muebles e inmuebles. Preside la Fundación el que es Presidente del Grupo Fagor. El resto de Centros que actúan, por su origen y diseño social bajo otras tutelas, tienen parecidos modelos de garantizar el sostenimiento institucional y teórico de lo que es el conjunto de Mondragón Unibertsitatea.

Y llegados a este punto nos toca volver al embrión universitario que bajo la sigla MEDUO en su primer borrador había presentado Dn. José María allí por 1960-1962. Los títulos académicos que emitía desde 1970 debían de ser convalidados por una Universidad y los que impartía la Escuela Politécnica obtenía su validez a través de la Universidad de  Valladolid. Cuando nació la Universidad del País Vasco la convalidación la comenzó a facilitar esta naciente institución. Pero la impronta del desarrollo para acelerar los estudios superiores como base para proyectar una vida más sabia y enriquecida quedó impresa en quienes le sucedieron.

En 1996 se solicitó del Gobierno Vasco que lo hecho hasta entonces merecía ser ajustado si se convertía en MONDRAGON UNIBERTSITATEA: Era el día 30 de mayo de 1997, cuando así lo aprobó el Parlamento de Euskadi. A partir de ese momento quienes tildaban a Dn. José María de utópico, desmesurado y salido del tiempo nos dimos cuenta que había colmado casi todas sus ideas precursoras. Sin límites. Demostrando que el trabajo y la fe en su ministerio que le guiaba alentado por el Señor, eran apoyos útiles capaces de convertir en hechos lo que se acercaba a una utopía. Habían pasado 54 años desde que creó entre un grupo de empresarios y unos profesores generosos la Escuela Profesional con 20 alumnos apenas 10 años más jóvenes que él, y ahora daba paso a una Universidad con 4.000 alumnos en 8 localidades de Gipuzkoa.


3.  DIGNO DE SER VENERADO

Presumo que infinidad de cooperativistas y, sobre todo, quienes no conocieron a Dn. José María, además de los muchos de los miembros de la Asociación que lleva su impronta motivadora, hubiesen preferido que no se hubiese iniciado su proceso de beatificación. Pero esta fue una decisión que Gorroñogoitia y yo iniciamos hace ahora exactamente 12 años y que avanza con la fluidez vaticana propia de los aquilatados procesos que se apoyan en un soporte espiritual y teológico incomparable al modelo de gestión en la vida ordinaria.


No obstante hemos tenido la suerte de iniciar la causa y llegar hace dos años y medio a la clausura de la instrucción diocesana en la Catedral del Buen Pastor de San Sebastián el día 6 de mayo del año 2009. Ya el día 19 del mismo mes se entregaban en Roma unas 3.000 páginas de documentación debidamente acondicionadas. Y todo ello no hubiera sido posible sin la eficiente y paternal dirección del entonces Sr. Obispo Dn. Juan María Uriarte. Nos animó, aconsejó, gestionó aquí, en Madrid, y en Roma para obtener la aquiescencia de los dicasterios romanos que cambian personal y las normas lo que acompleja el esfuerzo que cada día se hace más arduo.

Del total de la instrucción o proceso diocesano, el “Postulador” que hubimos de nombrar en Roma ha reducido a un 20% la totalidad de los textos enviados sumando la Presentación que hace el “Relator” con la Informatio y el Summarium que conlleva el documento escrito básico que denominamos ya familiarmente “positio”. No podemos calcular en qué momento ésta síntesis será examinada por un Colegio de Teólogos, ni cuál será su veredicto, pero confiamos que con la ayuda del Señor que Dn. José María alcance en dos o tres años el grado de “Venerable”: Primer título que se concede en Roma a quienes mueren con fama de santidad y al cual sigue comúnmente el de “Beato” y por último el de “Santo”.

Sin embargo, en este momento no intento informaros sobre la situación del proceso que seguirá su trámite ordinario bajo la Prefectura para las Causas de los Santos. Trato de traeros los mensajes y sugerencias que nos han impulsado a iniciarlo. Fuimos instados por la vehemencia que determinadas personas que le conocieron perfectamente, había dejado escritas y nos habían transmitido una orden sublime con espontáneas adhesiones cargadas de sinceridad y que tuvieron una visión santa de su vida.

Debo limitarme a haceros partícipes de tres testimonios, aunque las firmes convicciones son muchas más, pero no tienen hueco en esta circunstancia expositiva.

Empezaré por la de Dn. Joaquín Goikoetxeaundia nacido en Lizarza (Gipuzkoa) en 1905. Fue ese uno de los cinco iniciadores del llamado Movimiento Sacerdotal de Vitoria con Aldabalde-Trecu, Iceta y Etxebarria. Se consagró con gran pasión a la dirección espiritual de los últimos cursos del Seminario y lo hizo con reconocida autoridad moral. Se dedicó, en suma, según sus biógrafos a buscar la santidad específica del clero diocesano. Conoció profundamente a Dn. José María pues fue su preceptivo director espiritual. Lo movía ese lema sacerdotal tan en boga y clarividente que procedía del Seminario de Vitoria: “Sacerdote siempre. Sacerdote en todo. Sólo Sacerdote”. En 1989 los condiscípulos de Dn. José María


En el Seminario leyeron un opúsculo “Dn. José María visto por sus Condiscípulos”. En él el autor desgrana esta frase que fija una propuesta esencial manifestada por Dn. Joaquín Goikoetxeandia:

“A mí no me cabe la menor duda de que Dn. José María merece por su talla humano-divina ser elevado a los altares para que aparezca a la luz de los hombres y sobre todo de los sacerdotes, como el gran modelo de imitación”.

Y Dn. Francisco Yarza, Vicario de la Diócesis, reiteraba al oír la frase, que él era del mismo parecer.

Otro gran condiscípulo suyo Dn. Ramón Gaztelumendi en una comunicación que dirigió a un nutrido grupo de sacerdotes –creo que en Loyola- que habían conocido a Dn. José María con el mismo grado de santa admiración y emoción decía:

“El gran consuelo nuestro (se refería a los sacerdotes que le escuchaban) es que tenemos en el cielo un condiscípulo, sacerdote trabajador, de gran formación social y celoso, que nos ayudará a los que aún permanecemos aquí abajo a llegar a donde él está, a gozar de Dios todos juntos en las moradas eternas del cielo, lleno de felicidad”.

Pero no debo seguir enumerando otros testimonios de parecida procedencia que calaron en nosotros –en Gorroñogoitia y en mí- Por esta razón traigo aquí un modelo humano singular. Un notario afamado de Madrid que por pura sensibilidad, y compartir sus principios, ocupaba el puesto de Jefe de la Asesoría Jurídica de las Cooperativas a quien había que someter los Estatutos de todas las clases de cooperativas que se querían crear y de quien he hablado antes: El Sr. Del Arco. Dice así:

“Acabo de vivir el recuerdo inolvidable de Dn. José María Arizmendiarrieta, con profunda emoción y veneración. Conocí a Dn. José María y tuve el honor de disfrutar de su amistad. Para mí fue mucho más que un amigo, Su personalidad no admite parangón. El Complejo de Mondragón fue su obra y da la medida de su grandeza espiritual,. En vida le respeté y le admiré. Después de su muerte le declaro como Santo y no me cansaré de pedir su canonización por la Iglesia Católica, con muchos más méritos que otros santificados. Hoy le rezo y le seguiré rezando y confío en su patrocinio”
José Luis Del Arco, Mondragón 12 de junio de 1986.


Se agota el tiempo que se me ha concedido. Pero no puedo abstraerme de aportar una mínima parte de los mensajes que en vida nos trasmitió Dn. José María. Y este es uno dedicado ¡cómo no! su visión del trabajo:

“Por su destino, el trabajo hace al hombre colaborador de la obra creadora de Dios. Por el trabajo se adaptan los bienes existentes a las necesidades de la Humanidad. Donde la naturaleza es rebelde, el hombre reflexionando, calculando y combinando, triunfa sobre las resistencias naturales. El trabajo adquiere singular relieve y dignidad en la concepción cristiana del amor y de la vida”.


Con estos impulsos, añadidos a la deuda que en vida contraímos con él, no os extrañe que en estas fechas se cumplan 12 años cuando decidimos iniciar su proceso de canonización. Quisiera haber convencido a alguien a entender cómo Dn. José María era un hombre Santo. Por poco que hubiese logrado me consideraría suficientemente estimulado.


Entretanto os agradezco a todos vuestra amable atención.

 

José María Ormaetxea
21 de noviembre de 2011, 19,00h en Kulturate (Mondragón)
 

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