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Proyecto de empresa - proyecto de vida

José Antonio Garrido
Presidente de Bilbao Metropoli-30
(Asociación para la Revitalización del Bilbao Metropolitano)

No tuve el honor de conocer personalmente a D. José María pero si he conocido su obra y sobre todo a las personas que a lo largo de los últimos 50 años han desarrollado un Proyecto cuyas bases se establecieron hace muchos años más y que en el inicio de la segunda década del siglo XXI todavía son el soporte de ese gran grupo empresarial.

Desgraciadamente este mundo globalizado, que nos toca vivir, ha sustituido los fines por los medios y avanza sin proyectos, sin reflexión y sin pensamiento a largo plazo; características que D. José María las tuvo en cuenta desde el primer momento. Su idea de la visión, misión y los valores es perfectamente aplicable al mundo actual en la empresa y en todo tipo de instituciones.

La actualización de su mensaje pasaría por analizar detenidamente varios aspectos de la vida empresarial, a saber: el proyecto (visión-misión-valores), la propiedad, el gobierno y la dirección, el liderazgo y el liderazgo compartido. Hace 2.000 años hubo una persona (Jesús de Nazaret) que definió para “su empresa” (la Iglesia), muy claramente, el proyecto: visión (objetivo a largo plazo): que se salve todo el mundo; misión: “Ir y predicad el evangelio”, y valores: las Bienaventuranzas. Este proyecto 2.000 años después está vigente.

Así lo entendió D. José María, ya que desde la fe, asumió el proyecto y a la luz del conocimiento lo lanzó hacia el futuro. Al primer “triángulo mágico” añadimos el segundo, compuesto por: los principios, las variables clave del negocio y los objetivos, y tenemos ya los dos triángulos mágicos que constituyen el Proyecto de Empresa.

Los principios culturales son la explicitación de los valores hacia todos los actores con los que se relaciona la empresa: propiedad, empleados, clientes, suministradores y sociedad. Las variables clave constituyen la concreción de la misión de la empresa. Los objetivos son la explicitación del objetivo fundamental: la visión.

Todo lo anterior constituye una auténtica Reflexión Estratégica, aspecto difícil de encontrar en el mundo empresarial actual, que prefiere hablar de Plan Estratégico, planes de acción, etc… sin pararse a reflexionar acerca de los dos triángulos mágicos. Las empresas que perviven son aquellas, D. José María lo sabía bien, que definen, vía la reflexión, los dos triángulos. A partir de ahí lo demás.

El mundo cooperativo fue innovador en el concepto de propiedad y también la innovación puede darse en la actualidad. ¿Es que no suena antiguo el concepto de sociedad anónima? Con una definición tan simple como que la propiedad es de los accionistas ¿de cuántos? de cientos, de miles, de millares…. ¿La propiedad cuando no tiene cara y ojos identificables, es decir, anónima, debe de dejar paso al Proyecto de Empresa, compartido, que es el único que puede defender los intereses de los “anónimos”?. He aquí un camino a profundizar partiendo del mensaje de D. José María.

Gobierno y Dirección, Poder y Mando. Términos que el mundo empresarial actual contempla en clave de confusión, interpretando una interrelación en donde no hay separación entre juez y parte, árbitro y jugador. El Gobierno define los dos triángulos, la Dirección los comparte y los traduce a acciones, a planes y se somete al veredicto del Poder. Importante profundizar y actualizar el mensaje en este capitulo a la luz sobre todo de los valores definidos por el fundador.

Volvemos de nuevo al la confusión, todo el mundo habla de valores y tanto en empresas como en instituciones, nadie, o muy pocos, los explicitan en principios de actuación. Principios culturales que definen las reglas de juego con respecto a los accionistas, empleados, clientes, etc… Por eso es clave la reflexión en torno a los valores ya que no es fácil por ejemplo definir la justicia como valor y luego no tener en cuenta lo que supone aplicarlo a la igualdad de oportunidades.

Una de las herencias que dejó D. José María fue la definición de valores en un colectivo como el cooperativista. Revisar esa definición, actualizarla y sobre todo plasmarla en principios de actuación es una labor de interés fundamental de cara al futuro.

D. José María fue un líder que compartió su liderazgo; en al época actual estamos cansados de los lideres únicos e hipermediáticos. Lideres dictadores que someten a las organizaciones a procedimientos conducentes única y exclusivamente a la consecución de objetivos personales. Líderes que no comparten liderazgo y que solo se mueven en función de lo que les dictan sus asesores de imagen.

Fue un líder seleccionador, al igual que el de hace 2.000 años que compartió liderazgo con sus doce y como prueba de ello les lavó los pies.

El reto en la segunda década del siglo XXI nos debería llevar a la actualización del magisterio del fundador, con una proyección a largo plazo y una misión de “predicar” un proyecto de empresa que englobe a un proyecto de vida.

 

 

 

Bilbao, 20 de enero de 2011
 

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