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FALSO LLANO
En economía la complacencia es mala consejera, relaja la tensión, disminuye el rigor y genera falsas expectativas. El espejismo de la recuperación del bienestar económico desactiva la búsqueda de nuevos horizontes.
Tras duros años de ajuste aflora la idea del final de las dificultades y del inicio de la senda de la recuperación, aunque se necesiten años para alcanzarla. Se piensa que los ajustes estructurales (reducción del déficit y deuda pública, reformas laborales, saneamiento financiero y reforma fiscal) han reequilibrado la economía y nos devuelven a la senda de la competitividad. ¿No será un espejismo que nos desvía de la ruta?
Es preciso percatarse que no se trata solo de ajustar desviaciones, sino que estamos ante modificaciones estructurales de la economía que nos enfrenta a retos de otra naturaleza. La crisis económica es un síntoma febril de problemas de mayor calado. Controlando la fiebre no se resuelve el problema.
En el cambio estructural en el que estamos inmersos hay aspectos que no se ponen en cuestión: la economía de mercado, el predominio del capital y el “estado de bienestar” (intervención pública en la economía). Son aspectos esenciales de un nuevo modelo que se encuentran en proceso de ajuste y en equilibrio inestable.
La economía de mercado, que adquiere dimensión global y sin limitaciones, ha propiciado el desarrollo de un capitalismo financiero desvinculado de sus raíces y que se mueve especulando sin control sometiendo a países y sistemas democráticos a sus exigencias. La intervención pública se encuentra maniatada y el estado de bienestar paga las consecuencias. Estamos ante una mutación del sistema económico, en el momento de transición y que dará lugar a un nuevo sistema desconocido.
La solución no se puede limitar a ajustar parámetros económicos para atajar la crisis, sino que debe enfrentarse a dirigir el rumbo de la economía para que, siendo competitiva y eficaz, responda a las necesidades sociales.
Una comunidad social puede limitarse a contemplar el devenir de los acontecimientos o anticiparse y tratar de orientar el rumbo del cambio. Si con carácter global es difícil la intervención, puede haber reacciones regionales.
Caben respuestas alternativas al modelo neoliberal que, siendo económicamente más eficaces, recuperen el predominio de la democracia y de la política, garantías del bienestar social.
Estos nuevos caminos requieren: la definición de una voluntad territorial de asumir el protagonismo económico, el establecimiento de redes de cooperación entre empresas e instituciones, estrategias comunes y compartir esfuerzos. También significa la necesidad de promover nuevas reglas internacionales para regular el desmadrado poder del capitalismo.
La definición de esa voluntad territorial debe llevar a la identificación de las empresas con su territorio, la orientación de las entidades financieras hacia el desarrollo regional, la prioridad de la política hacia la generación económica y la participación de universidades y entidades de cobertura. Es toda la sociedad la que se involucra en el empeño.
Pensar que hemos salido de la crisis es dar un mensaje falso. Significado que nos hemos plegado a seguir la orientación general de la economía y a asumir sus consecuencias, aunque éstas sigan requiriendo nuevos ajustes.
El actual “respiro económico” es coyuntural; no puede hacernos olvidar el esfuerzo necesario para salir airosos del reto que se avecina, siendo conscientes de lo que nos estamos jugando. Es simplemente un “falso llano” que alivia transitoriamente la dureza de la prueba.
Pediría a los que dirigen nuestra sociedad que se alejen de espejismos y que marquen un rumbo real explicando con claridad el camino que emprendemos. La actual sociedad, formada e informada, exige veracidad y participación.
Javier Retegui
Categorías: News of the cause.
DON JOSE Mº ARIZMENDIARRIETA
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