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nov 03

60 años de la Experiencia Cooperativa de Mondragón.¿Proyecto del pasado y valor de futuro? (Juan Manuel Sinde)

En este mes de octubre se cumplen 60 años de la creación de la primera empresa de lo que posteriormente se ha conocido como la Experiencia Cooperativa de Mondragon.
Pero se da la circunstancia de que se cumplen ahora dos años de que dicha empresa fuera liquidada y adquirida por un grupo que la gestiona tras renacer como SA. Su descalabro suscitó no sólo dudas respecto a la viabilidad de la actividad concreta que desarrollaba y sobre los aciertos en su gestión sino también respecto al modelo societario cooperativo, "rara avis" en el mundo moderno para empresas de cierta dimensión.


No faltaron voces que auguraban el principio del fin de la original solución de un conjunto de empresas que en 60 años se habían convertido en el grupo empresarial más importante del País.


Aunque todavía quizás sea pronto para sacar conclusiones válidas para el futuro, existen algunos datos que permitirían reflexionar sobre algunas fortalezas y debilidades de dicho modelo.


Destacaríamos, en primer lugar, el éxito indiscutible en la recolocación de los socios cooperativistas que se quedaron sin trabajo de la noche a la mañana. Casi 2.000 trabajadores han encontrado soluciones razonables a su situación, la mayor parte de ellos en otras empresas cooperativas, que han practicado así el valor de solidaridad, claramente diferencial respecto a otras realidades empresariales convencionales.


La noticia del fracaso de la “multinacional cooperativa” debe incluir también, por tanto, que la práctica totalidad de sus trabajadores ha encontrado un futuro en otras empresas del grupo. Diferencial, ciertamente, nada desdeñable comparado con la actuación de otros grupos multinacionales.


No se conocen, sin embargo, todavía las soluciones que el grupo ha dado a las debilidades estructurales detectadas para intervenir a tiempo en cooperativas con dificultades o para mejorar la gobernanza del conjunto.


En efecto, los mecanismos de solidaridad económica han chocado en ocasiones con la realidad de empresas soberanas que, sin embargo, utilizan recursos comunes y pueden poner en peligro, asimismo, la reputación común.
Sí se conoce, con todo, que las cooperativas y el grupo están trabajando en fórmulas para evitar que se repita ese tipo de situaciones en el futuro y para mejorar la gobernanza del conjunto.


El reto, que recuerda en cierto modo al de la Unión Europea puesto de actualidad por la crisis griega, implicará probablemente soluciones innovadoras, a fin de mantener no sólo unas convicciones y valores compartidos sino también unos intereses económicos convergentes.


Otras perspectivas
Pero es posible acercarse a la realidad del grupo desde otros puntos de vista. Así, se constata que sigue despertando un gran interés en todo el mundo, registrando una media superior a 2.000 visitantes anuales procedentes de todos los continentes. Visitantes que, en su generalidad, destacan su admiración por lo construido y su capacidad de sugerir aplicaciones concretas para distintas realidades sociales.


Pero, después de más de 40.000 personas que nos han conocido en los últimos 30 años, no se registra en ningún otro país del mundo un caso de similares dimensiones. La realidad es que no hay más Mondragones en el planeta, ni la fórmula de cooperativa de trabajo asociado, siendo significativa, ha tenido un desarrollo espectacular fuera del grupo, ni siquiera en el País Vasco.


Incluso dentro de la Corporación, y en parte derivado de la necesidad de internacionalizar sus negocios en un contexto global, los datos de las empresas y el empleo creados en los últimos 20 años reflejan que una muy relevante proporción de los mismos se ha dado utilizando sociedades anónimas o, en algunos casos, cooperativas en las que el control no está sólo en los trabajadores (caso de los centros de investigación y las facultades universitarias cooperativas).


(Aunque también es cierto que se han realizado o están en curso algunos procesos de cooperativización de SAs en empresas radicadas en otras comunidades autónomas, entre ellas varias del grupo Eroski)


¿Cabe colegir, por tanto. que se trata de una fórmula de éxito para un momento puntual, en el que se dieron una serie de circunstancias excepcionales de un mercado protegido en sus inicios, una entidad financiera muy rentable después y un contexto cultural singularmente favorable a los valores diferenciales que promovía?


La cooperación ¿un sueño romántico hoy impracticable?

Uno de los grandes atractivos de Mondragon, para los que nos vienen a conocer, está en la capacidad de desarrollo autónomo: no son necesarios capital ni empresarios externos para generar riqueza y empleo.


Y otro de sus atractivos estriba en la capacidad de ser competitivas empresas que ponen en práctica en su funcionamiento valores humanistas que, en primera instancia, parecen estar enfrentados con el éxito empresarial.


Esa fue, probablemente, la mayor originalidad de la visión de Arizmendiarrieta, que supo traducirla con pragmatismo, a la vez que mantenía la misión más ambiciosa de "Transformar la empresa para transformar la sociedad".


¿Es, sin embargo, todo ello, algo hoy irrepetible? Es posible que después de 60 años sea el propio grupo cooperativo quien deba encontrar nuevas fórmulas societarias que, manteniendo los valores inspiradores, se adapten mejor a una realidad económica muy distinta de la de 1955. Sería la forma de “Renacer y adaptarse”, como predicaba su fundador.


Pero debemos resaltar también que, significativamente, en otros ámbitos podemos leer afirmaciones actuales que bien podrían hacer salido del puño y letra de Arizmendiarrieta: "Las empresas son más competitivas si quienes las integran sienten la empresa como un proyecto compartido. Para que eso sea así es preciso que en esa empresa haya una cultura, una manera de hacer empresa que se base en la transparencia, la comunicación y la participación. Cuando se hace así, es posible llegar a acuerdos que redundan en una gran mejora de la competitividad".


No se trata en este caso, de ningún reformador social, sino del colectivo empresarial guipuzcoano representado por Adegi, que hace público el compromiso de practicar “la transparencia, la comunicación y la participación en la gestión y en los resultados"


Ciertamente, si se acertara con una cierta innovación societaria dentro del grupo cooperativo y se practicara con hechos el discurso de los empresarios con más visión de futuro, serían unos bonitos homenajes a Arizmendiarrieta en el centenario de su nacimiento.

 

Juan Manuel Sinde
Miembro de Arizmendiarrietaren Lagunak Elkartea
 

Categorías: Noticias de la causa.

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