Arizmendiarrieta

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oct 23

Intervención de José Luis Jiménez Brea en Roma el 16 de octubre 2012

“La experiencia cooperativa de Mondragón, sus raíces cristianas y su potencialidad para promover la Doctrina Social de La Iglesia, en el contexto de la Nueva Evangelización”.

Emmo. D. Peter Turkson, Emmo. D. Antonio Cañizares, Excelo. D. Jose Ignacio Munilla, Señoras y Señores que nos acompañan hoy.

En primer lugar quiero manifestarles, en nombre de la Comisión Postuladora para la Canonización de D. Jose Mª Arizmendiarrieta (DJMA), que es una alegría y un honor, compartir con Uds. esta reflexión sobre la vida y obra del Siervo de Dios DJMA bajo el titulo “La Experiencia Cooperativa de Mondragón (ECM), sus raíces cristianas y su potencialidad para promover la Doctrina Social de La Iglesia, en el contexto de la Nueva Evangelización”. También quiero agradecer a quienes han hecho posible este acto, en particular al Consejo Pontificio Justicia y Paz


Hemos estructurado esta presentación en dos partes.


En la 2ª parte Juan Manuel Sinde tratará sobre los “Principios y características empresariales singulares de la Experiencia Cooperativa de Mondragón”, fruto de la Doctrina Social de la Iglesia, en el marco de la Nueva Evangelización.


En la 1ª parte, haré un breve recorrido por:  - La Doctrina y Obra de DJM que da lugar al nacimiento de la ECM y  La transición y adaptación de la ECM a las exigencias económicas del siglo XXI manteniendo los principios de la DSI.


Teniendo presente que la ECM, en estos momentos esta  compuesta por unas 111 cooperativas, la mayoría industriales, con unas 83.000 personas involucradas, siendo el primer grupo empresarial del País Vasco y 10º del Estado Español.

Es imposible comprender los fundamentos y los valores de la Experiencia Cooperativa de Mondragón, sin tener presente la  fe de D. José María en “Dios y en la persona humana, hecha a su imagen y semejanza”, lo que se manifiesta en su obra, en  la humildad con que organizó su vida y el respeto con que nos trato a todos. Tuvimos la fortuna de convivir con él en nuestros primeros años profesionales  coincidiendo con la última etapa de su vida ministerial (1971-1976).


Viven aún personas de más edad, que no han podido venir, quiero citar a Jose Mª Ormaetxea, Alfonso Gorroñagoitia o Javier Retegi, que compartieron con él, más de tres décadas de afán apostólico, empresarial y social y fueron sus primeros discípulos.

1. Su formación (1915-1941)

D. José M. Arizmendiarrieta nace en una familia numerosa y católica  en la zona rural vascoparlante de BIZKAIA, el 22 de abril de 1915. Ingresa con 11 años en el Seminario menor y será ordenado el 21 de diciembre de 1940, tras ver interrumpida su formación por la Guerra Civil.

Su formación sacerdotal en el Seminario de Vitoria, con su intensa y singular espiritualidad, sella su carácter. “Solo sacerdote, siempre sacerdote y en todo sacerdote”, es el lema que resume la espiritualidad del Movimiento Sacerdotal de Vitoria. Su gran inspirador D. Rufino Aldabalde influyó sobremanera en su vida con mensajes que forjaron su espíritu: "todo lo que hay en nosotros es de Dios, es de las almas, no somos sacerdotes para nosotros". D. José María completaba esas afirmaciones con su propia entrega: "No me importará el qué dirán los que me rodean, tan sólo qué dirá Cristo de mí".

En el Seminario se involucró en dos grupos de estudio, marcados por su gran nivel de reflexión, trabajo y auto-exigencia; exigencia y rigor que mantendrá durante toda su vida.
- Uno sobre el euskara, la cultura y la antropología vasca, que cuenta con profesores de talla (como Manuel Lekuona y José Miguel de Barandiarán) que le permitirá enraizar el mensaje evangélico en el conocimiento riguroso de lo que configura a un grupo humano, el pueblo vasco.


-  Y el otro sobre la cuestión social y el mundo del trabajo,  con profesores de gran estatura intelectual como Goikoetxeaundia. Sus fuentes son: la encíclica del Papa León XIII, Rerum Novarum (1891), donde se aborda, en fidelidad al Evangelio, la cuestión obrera, afirmando la dignidad de la persona y del trabajador. Y la encíclica de Pío XI, Quadragesimo Anno (1931), sus reflexiones sobre la propiedad privada, el régimen salarial, la conducta de los cristianos ante las nuevas tendencias del socialismo, y la necesidad de referir la economía a las exigencias del orden moral, son temas que trabajan en estos años de formación, que luego DJMA proyectará en la Experiencia Cooperativa de Mondragón (como veremos). También estudió el personalismo comunitario de Emmanuel Mounier y el humanismo integral de Jacques Maritain. Sus libros se conservan en su biblioteca personal.

El 21 de Diciembre de 1940, un año después de terminada la guerra civil española, recibe los oleos sagrados y celebra su primera misa en la Parroquia de su pueblo natal  Markina, el día 1 de enero de 1941

2. Sembrando la semilla (1941-1955)

El 5 de febrero de 1941 el Padre Arizmendiarrieta llega a Mondragón como coadjutor de la Parroquia siendo nombrado consiliario de Acción Católica y de la JOC. Mondragon en aquellos años, es un pequeño pueblo de unos 2.000 habitantes en un estrecho valle de Gipuzkoa, con una reducida economía agrícola y una empresa metalúrgica importante que se alimenta de una pequeña escuela de aprendices.


Son los años de la posguerra en España, también de la II Guerra Mundial. Es un tiempo de escasez y de penurias, de ausencia de libertad, donde falta de todo, comenzando por una formación a la juventud.


Es ahí donde el Padre Arizmendiarrieta siembra su semilla bajo la consigna que repetía: “no lamentos sino acción”.  Moviliza a la juventud creando instalaciones deportivas, inaugura una Escuela Profesional, en 1943, origen de la actual Universidad de Mondragón -. Promueve que la  juventud se organice y gestione actividades culturales y populares diversas.  Y esta actividad venía impregnada de una formación cristiana, que él estimulaba en las miles de horas que departió en el Centro de Acción Católica, marcando pautas de conducta con frases como ésta: “Dios nos ha mandado a trabajar y sólo nos pedirá cuentas del trabajo, de nuestros desvelos y de nuestras preocupaciones. El fruto vendrá o no vendrá. Y, nosotros, ¿habremos cumplido con Dios de nuestra parte?”. En Mondragón, bajo la estudiosa, inteligente y profundamente religiosa mirada de un coadjutor, se iba creando un potencial  de jóvenes que en algún momento daría sus frutos prácticos.

A la vez que desarrolla su actividad apostólica en Mondragón, promueve en el Seminario de Vitoria, en verano y a partir de 1948, la Escuela Social Sacerdotal, para formar y movilizar las inquietudes de los sacerdotes diocesanos. Bajo su consigna de que “la educación es el punto de apoyo natural e indispensable para la promoción de un orden social, humano y justo”

Así, en esta conjunción de estos impulsos:  las Encíclicas, los sacerdotes y la Juventud Obrera Cristiana, se da en Mondragón el primer paso para la creación de un innovador modelo de empresa.

3. La creación de la primera empresa cooperativa (1955)

Habían pasado 14 años, desde que el Padre Arizmendiarrieta comenzó a relacionarse con la juventud, cuando se crea  la primera experiencia de una empresa comunitaria.

No se trataba de crear una empresa que fueran sólo rentable, aunque debería serlo. Se trataba de cambiar las pautas de conducta de las organizaciones convencionales, en las que el capital alquila el trabajo de la persona, considerando prioritariamente sus capacidades físicas y destrezas,  pero reservándose las grandes decisiones estratégicas. Por el contrario, en la empresa diseñada por DJM, el trabajo ejercido por la persona, implica el desarrollo de todas sus capacidades, no solo el esfuerzo físico y destrezas, sino su capacidad de aprender, de crear, de relacionarse y comprometerse, con otras personas, en un proyecto empresarial compartido. La persona trabajadora adquiere plena soberanía (de su trabajo y de la estrategia de su empresa) y el capital lo aportan estas mismas personas para beneficio del conjunto de la empresa.  El capital está al servicio del trabajo.

Los hombres que se fueron formando bajo la inspiración y el liderazgo espiritual del Padre Arizmendiarrieta, y sobre todo, aquellos que habían alcanzado los mayores niveles de capacitación teórico-práctica, son los que deciden crear ese nuevo modelo de empresa. En este primer paso se pretende crear  una fraternidad ideal que habrá de conciliarse con las limitaciones de las leyes y reglamentaciones que se hallan en vigor. 

Este nuevo modelo de empresa se dota de unas normas de funcionamiento internas, que recogen: la igualdad de derechos, la solidaridad en el intervalo retributivo salarial (1 a 3) y el rigor y transparencia en la gestión y administración.  La propiedad de la empresa es de los trabajadores. Todo ello debe ser el testimonio de la “solidaridad humana y cristiana”.
Se quiere crear un modelo de relaciones comunitarias que trasfunda en su plenitud las encíclicas papales de León XIII y Pío XI (aún no se había promulgado la Encíclica Mater et Magistra) y para ello recogemos una oración del Padre Arizmendiarrieta en la inauguración de uno de los primeros pabellones: “Te pedimos Señor que un profundo sentido de justicia, se hermane y se complemente siempre con la más exquisita caridad cristiana”.

Se habían dado en 1957, los primeros pasos y el éxito social y empresarial  aventuraba un porvenir risueño. Nos encontrábamos en un sistema autárquico, con un mercado cerrado, aislado del exterior y necesitado de todo.

4. La multiplicación de cooperativas en el País Vasco (1955 – 1970)

En esta epoca, emulando la experiencia cooperativa de Mondragón, se crean nuevas cooperativas en muchos de los pueblos de Gipuzkoa, así como en los entornos de Vitoria y Bilbao.
Son los años en que España se experimenta un despegue industrial y económico con crecimientos del 7% y la Iglesia goza de un cierto margen de actuación dentro del régimen franquista. Este contexto favorece el desarrollo de una experiencia sui generis que siendo apoyada por la Iglesia, es tolerada y facilitada con nuevas disposiciones legales por las autoridades del franquismo.

En 1960, de la sabia previsión de DJM, nace Caja Laboral, entidad financiera formada por las coop. para lo cual se unificaron sus Estatutos , en los que se recoge el principio de desarrollar “comunidades de trabajo que actúen en solidaridad humana y cristiana”.

En esta misma época, año 1961, Juan XXIII promulga la Encíclica Mater et Magistra. En un bello panegírico D. José María escribiría: “Tratamos de ser constructores de una nueva sociedad, de un nuevo orden, que reconozca al hombre el verdadero puesto que le corresponde por designio en la Creación (…). Cada creyente ha de ser corredentor,… comenzando por interesarse más por el prójimo que por sí mismo, ha de vivir con el hambre y la sed de justicia….”

En este punto quisiera destacar 3 aspectos:
1. Es el propio Arizmendiarrieta el que se encarga de la redacción de los documentos básicos que regulan la vida de las empresas, tratando de aplicar los valores sociales del Evangelio al funcionamiento diario de las mismas;
2. Nunca busca ocupar puesto alguno, en las empresas que va creando, sino que deja estas responsabilidades a los discípulos a los que ha formado desde su niñez;
3. Se niega a hablar de un modelo definitivo de empresa y por ello habla siempre de una Experiencia, siempre en período constituyente y abierta a los cambios que la realidad social exige para su supervivencia.

5. Cambios sociales y económicos de los años 70 y 80.

En los años 70, el contexto económico y social cambia de forma radical: el crecimiento cae al 1-2% , la inflación en algún año es del 30% y paro del 20%.  Son los años de la crisis del petróleo, de la transición política, del desarrollo del autogobierno en el Pais Vasco, de la incorporación a la ECM de nuevas generaciones de jóvenes universitarios no formados por DJMA …y sobre todo el fallecimiento de DJMA. Todo esto supone nuevos retos al desarrollo del cooperativismo de Mondragón.

En el año 1976 DJMA esta cada vez más débil, el corazón le falla y su actividad se ve reducida, atendiendo en primer lugar sus obligaciones parroquiales, pero siempre preocupado por el devenir de su querida escuela y de la evolución de la ECM, con total generosidad  y humildad.

En esta línea recuerdo bien sus intervenciones al inicio de la Junta Rectora de Caja Laboral, asistía como consiliario, duraban unos 15m. y a modo de reflexión buscaba: 
a) El dar una orientación evangélica a los temas y problemas con los que nos enfrentábamos.
b) Focalizar en la persona, sus valores y necesidades, el futuro de la ECM (Formación, Crecimiento, Grupos Comarcales, Centros de Investigación, …)
c) Atender a la resolución de conflictos, para lo cual elevaba el debate a los terrenos de consenso y valores comunes, para que luego cada persona lo proyectara en libertad al hecho concreto.

Era la forma de ejercer su magisterio, desde la fe, la humildad y la inteligencia.

El lunes 29 de noviembre de 1976, mientras caía la lluvia, DJMA entonó el Magnificat, una de sus oraciones preferidas, y así sencilla y humildemente se nos fue a la casa del Padre. Dos días antes, a modo de epitafio, había escrito: “Para avanzar, transformarse; para abrir lo estrecho, abrirlo con el corazón; para ensanchar las tierras, aumentar la convivencia”.

Su desaparición fue un duro golpe, en especial para las personas que habían disfrutado bien pronto de su presencia, testimonio y magisterio, pero también para los que habiéndole conocido en los últimos años, intuíamos la importancia de su mensaje y como la vida nos ha demostrado, lo anticipado del mismo y su potencialidad.

En ese mismo año , en un contexto social de transición hacia un sistema democrático y pluralismo politico,  supo transmitirnos  la idea de preservar a la Experiencia Cooperativa Mondragón de la eclosión de la política. Consideraba que un país se construye entre todos sus ciudadanos y hay que hacerlo con generosidad y honradez. Tenia clara la aportación solidaria que en la construcción del País Vasco representaban las cooperativas. Su idea se puede resumir en lo que nos dejo escrito en sus últimos días: “Mano con mano, mente con mente, renovados, unidos en el trabajo, por medio del trabajo, en nuestra pequeña tierra, crearemos para todos entornos mas humanos y mejoraremos esta tierra.”


Once años después de la muerte de D. José María se celebró el Primer Congreso Cooperativo (2 y 3 de octubre de 1987). Se aprobaron los 10 Principios Básicos de Mondragón, en los que se recogen muchas de las claves de la Doctrina Social de la Iglesia,  que habían alimentado su ideal de trabajo, empresa y cooperación.

6- Retos del siglo XXI, “Para avanzar, transformarse”

Con la presencia de su espíritu, pero sin su magisterio físico, la ECM se ha ido enfrentando a los retos deI cambio de siglo:
-El Consumismo y la codicia como cultura universal,
- La Competitividad excesiva convertida en ideología,
-La Deslocalización y  Subcontratación a otras partes del planeta, en un modelo de globalización insostenible,
lo que nos han llevado a la actual crisis, no solo financiera sino también social, ecológica y espiritual.

La  respuesta de la ECM a estos retos, ha sido profundizar en su  ADN, las personas y la cooperación, fruto de lo cual se van diseñando soluciones como veremos en la 2ª ponencia,
La persona se convierte en eje y principal motor de la transformación socioeconómica y aunque  la persona solitaria tiene fuerzas limitadas, mediante la cooperación se consiguen efectos sorprendentes.


Por último, quisiéramos transmitir nuestro entusiasmo  y convicción de que esta experiencia, que consideramos una expresión concreta de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), se puede presentar como viable y competitiva, en el mundo de hoy.


En esta prospectiva, la crisis, enseña Benedicto XVI, «nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas formas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo».( Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz. 24 octubre 2011 ).


Entendemos que la ECM puede ser una de esas experiencias positivas.


A continuación   JM Sinde profundizara en los “Principios y características empresariales de la ECM”
Muchas gracias por su atención.
José Luis Jimenez Brea.
Roma, 16 de Octubre de 2012.

 

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